En el mes de julio de 2014, con motivo del triduo celebrado en torno a la festividad de la Virgen del Carmen, llevé a cabo un atavío que buscaba resaltar los valores expresivos de la imagen desde un enfoque sobrio y equilibrado.
Para esta ocasión se prescindió de la tradicional mantilla o toquilla, permitiendo que la imagen mostrase su cabello natural, aportando naturalidad a la imagen. Esta decisión también respondió a un planteamiento compositivo más sencillo y abierto en la parte superior, que favorece la lectura del rostro.
El uso de elementos bordados en el escapulario y la disposición simétrica de la joyería contribuyen a reforzar el eje vertical de la imagen. El resultado fue un atavío de líneas clásicas, contenido en ornato pero eficaz en su efecto visual, que permitió poner en valor tanto la calidad escultórica de la imagen como la riqueza del ajuar empleado.

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